La organización criticó que la acción de las bandas armadas paraliza la continuidad de estudios, de manera particular en barrios desfavorecidos como Martissant, los bajos de Delmas y Cité Soleil, constante escenario de enfrentamientos hostiles entre las pandillas.
En esas zonas, al menos 200 escuelas no pudieron reabrir sus puertas ante la extrema inseguridad, y miles de niños se ven privados de la educación.
En Grand Ravine, situado al sur de la capital haitiana, individuos armados prendieron fuego a un establecimiento escolar.
A inicios de esta semana el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reveló que varias escuelas deben pagar a las bandas para operar en los barrios controlados por estos grupos.
“En las zonas controladas por las pandillas, los directores de escuela y los maestros están constantemente amenazados y, si se niegan a pagar, sus escuelas son atacadas”, lamentó Jean Gough, directora regional de Unicef para América Latina y el Caribe.
Añadió que en Puerto Príncipe las pandillas están convirtiendo rápidamente los centros de conocimiento en escenarios de violencia.
La organización estima que más de medio millón de infantes no asisten a las escuelas por los altos costos, falta de apoyo a los sectores más vulnerables y las carencias del sistema, además de la violencia de las bandas.
“En los últimos meses se ha informado de ataques a escuelas, especialmente en los principales centros urbanos. Las crecientes amenazas y los actos de violencia armada han obligado a algunos directores de escuela a trasladar sus escuelas a otras áreas fuera del control de las bandas”, señaló la instancia.
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