Según las autoridades nacionales cerca de tres mil indocumentados permanecen en la zona limítrofe desde donde intentan acceder a esta nación.
Esos hechos centran la atención informativa en Europa y constituyen una crisis migratoria que amenaza la estabilidad regional mientras occidente arremete contra Minsk.
La víspera el representante de Varsovia ante Naciones Unidas, Krzysztof Szczerski, anunció un debate en el seno de esa organización sobre el tema mientras, en reiteradas ocasiones, el presidente de Belarús, Alexandr Lukashenko, advirtió que su nación no tiene «ni dinero ni fuerza» para detener el éxodo de indocumentados.
El mandatario estimó que Varsovia busca pretextos para emplazar a sus efectivos más cerca de las zonas limítrofes y ratificó que “responderá con dureza”, ante lo que consideró como un provocación, según reportó en su momento la agencia de noticias Sputnik.
Esos hechos provocaron reacciones internacionales como la de la portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur), Shabia Mantoo, quien expresó su “preocupación” y manifestó disposición para ayudar a la UE a resolver lo que calificó de “problema humanitario”.
Datos aportados por esa dependencia ubican en 30 mil las personas que intentaron cruzar desde Belarús hacia Polonia en este año, lo cual llevó a las autoridades de ese último país a declarar el estado de emergencia e intensificar su presencia militar en la zona limítrofe.
En ese escenario el ministerio belarruso de Defensa propuso al estado vecino abordar en una reunión bilateral las preocupaciones de ambas partes relativas al cumplimiento de los acuerdos sobre medidas regionales de “confianza y seguridad”.
Hasta ahora no hemos recibido ninguna notificación, afirmó la mencionada dependencia y confirmó la invitación a la parte polaca para celebrar un encuentro bilateral.
Antes el jefe de la cartera belarrusa del Interior, Iván Kubrakov, afirmó que los migrantes que se encuentran en la frontera no violaron la legislación nacional y su presencia en territorio belorruso es legal.
La situación se agrava con la llegada del invierno, mientras Lukashenko alertó a la UE por lo que calificó de «catástrofe humanitaria» debido a la concentración de migrantes en la zona limítrofe.
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