Los científicos que descubrieron el medicamento hace 100 años se negaron a beneficiarse de su descubrimiento y vendieron la patente por menos de un euro, denunció en un informe el director general de esa entidad, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Desgraciadamente, ese gesto de solidaridad fue superado por un negocio multimillonario que creó enormes brechas de acceso, apuntó la autoridad.
Mediante el documento, adelantado a propósito de celebrarse el próximo domingo 14 el Día Internacional de la Diabetes, el ente sanitario lamentó que el cambio en el mercado global de la insulina imponga una carga financiera insostenible a los países con menores ingresos.
En general, la insulina humana es tan eficaz como los análogos sintéticos, pero éstos son al menos 1,5 veces más caros que las primeras, y en algunas naciones tres veces más, expuso la OMS.
Señaló a tres multinacionales controladoras de más del 90 por ciento del mercado del fármaco, lo que deja poco espacio para la competencia por las ventas de aquellas empresas más pequeñas, señaló.
Las investigaciones realizadas sobre el tema se enfocaron en los Estados que olvidan las necesidades de salud pública de los de ingresos bajos y medios, con el 80 por ciento de la carga de la diabetes, añadió.
La insulina es la base del tratamiento de la diabetes: convierte una enfermedad mortal en manejable para nueve millones de personas con diabetes de tipo Uno, según la literatura especializada.
Para más de 60 millones de personas con diabetes de tipo Dos, el medicamento es esencial para reducir el riesgo de insuficiencia renal, ceguera y amputación de extremidades.
Sin embargo, advirtieron expertos, una de cada dos personas necesitadas de insulina para la diabetes de tipo Dos no la recibe.
Datos de la OMS dan cuenta que la diabetes está en aumento en los países de ingresos bajos y medios, cuando su consumo no sigue el ritmo de la creciente carga de la enfermedad.
El informe emitido destacó que, aunque tres de cada cuatro personas afectadas por la diabetes de tipo Dos viven en naciones fuera de Norteamérica y Europa, representan menos del 40 por ciento de los ingresos por venta del fármaco.
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