En su intervención ante el Consejo de Seguridad, resaltó la necesidad de contar con el pleno apoyo de ese organismo y de todos los Estados miembros en las labores de prevención de conflicto.
Asimismo, dijo, urge una mejor integración de la prevención y la evaluación de riesgos en la toma de decisiones de la ONU.
Según destacó el máximo representante de Naciones Unidas, prevenir conflictos requiere cerrar las brechas de desarrollo, reducir la desigualdad y llevar esperanza a las personas de todo el mundo.
En última instancia, observó, la diplomacia preventiva consiste en detener las guerras antes de que se produzcan, mediante el diálogo.
La historia demuestra que los conflictos no surgen de la nada, ni son inevitables, con demasiada frecuencia son el resultado de la falta de acceso a servicios básicos y elementos indispensables de la vida, como alimentos, agua y atención médica, manifestó Guterres.
Del mismo modo, agregó, pueden ser provocados por lagunas y falta de confianza en los sistemas de seguridad, las leyes, las instituciones y la gobernanza en general.
Estas brechas son potenciales focos de violencia e incluso conflictos, subrayó el jefe de la ONU, cerrarlas puede ayudar a estabilizar las sociedades y reducir las desigualdades que avivan las guerras.
Por ello es tan importante abordar los diferentes impulsores del conflicto, incluida la pobreza, las desigualdades y el cambio climático, recalcó.
Al respecto, consideró que debe hacerse mucho más dentro del organismo multilateral en aras de unir los esfuerzos humanitarios, de paz y de desarrollo.
El secretario general expresó que en numerosas ocasiones utilizó sus buenos oficios, a veces públicamente, otras entre bastidores, para tratar de desactivar conflictos y promover la paz.
Por su parte, el presidente de la Asamblea General, Abdulla Shahid, consideró que los esfuerzos del Consejo de Seguridad en la diplomacia preventiva deben complementarse con los de otros organismos de Naciones Unidas con el fin de construir sociedades más prósperas y resilientes.
También se refirió a varios desafíos emergentes que pueden ser catalizadores de conflictos como la pandemia de Covid-19 que exacerba desigualdades, las crisis climáticas y las instituciones ineficaces que roban a la gente la esperanza.
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