Esa medida apunta al desarrollo hacia 2050, con el propósito de revertir la degradación de las superficies, la pérdida de biodiversidad y la desertificación.
Dicho plan forma parte del Pacto Verde que impulsa la directiva comunitaria en busca de frenar el cambio climático en la Unión Europea (UE) y erradicar las emisiones de gases de efecto invernadero hacia el año de meta mencionado.
En materia de suelos, la CE estima que, en la actualidad, del 60 al 70 por ciento de las superficies de la UE no son saludables.
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