Stanislaw Zaryn, portavoz del ministro coordinador de las agencias de inteligencia, publicó la noticia en la red social Twitter, en tanto la cartera de Defensa advirtió que la situación fronteriza «podría durar meses, incluso años”.
Días atrás el Gobierno polaco, del partido nacionalista Ley y Justicia, envió miles de soldados, tanques y baterías antiaéreas para impedir la entrada desde Belarús a los solicitantes de asilo.
El ejecutivo de Minsk consideró inapropiada esa respuesta para atender una crisis migratoria y atribuyó la situación a las políticas de la Unión Europea (UE) contra países en Medio Oriente y otras regiones.
Las mafias europeas que operan desde Alemania, Polonia y otras naciones cobran a los refugiados para llevarlos a Europa, afirmó en su momento el presidente belaruso, Alexander Lukashenko.
En tanto fuerzas de seguridad polacas desplegadas en la zona emplearon la víspera gases lacrimógenos y desplegaron cañones de agua para dispersar a los migrantes, que les arrojaban piedras, según reportes de la prensa local.
Al otro lado de la frontera miles de personas procedentes en su mayoría de Medio Oriente, están instaladas en improvisados campamentos bajo condiciones climáticas muy adversas, situación denunciada por Lukashenko, cuyo Gobierno carece de recursos para enfrentar el problema, de acuerdo con sus palabras.
Las autoridades de Minsk instaron días atrás a sus homólogas polacas a sentarse a la mesa de diálogo para encontrar una solución al conflicto, sin respuesta aun desde Varsovia, según denunciaron.
Por otra parte la UE teme una situación migratoria similar a la de 2015, cuando cientos de miles de refugiados llegaron a Europa, en su mayoría procedentes de Siria, aunque también de Afganistán, Irak y otros países.
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