Científicos de la Universidad de Leicester, Reino Unido, del Centro Médico Universitario de Gottingen, Alemania, y la organización benéfica LifeArc utilizaron como nuevo enfoque tanto el tratamiento basado en anticuerpos como un inmunógeno a partir de proteínas para reducir los síntomas de la enfermedad.
En lugar de centrarse en la proteína beta amiloide en las placas en el cerebro, comúnmente asociada con la enfermedad y considerada altamente tóxica, ambos productos tratarían a una forma soluble de esa molécula, informaron artículos publicado en Molecular Psychiatry y The Independent.
Una alta proporción de esas estructuras compuestas por aminoácidos en forma de hilo se acorta y algunos expertos consideran actualmente que son fundamentales para el desarrollo de la patología.
Para el estudio, fue adaptado un anticuerpo identificado en los roedores que neutralizaría las formas truncadas de beta amiloide soluble, pero no se uniría ni a las formas normales de la proteína ni a las placas.
Esta proteína modificada no sería detectada por el sistema inmunológico humano como extraña.
Los investigadores de Leicester se sorprendieron cuando encontraron cómo y dónde este anticuerpo humanizado, llamado TAP01-04, se unía a la forma acortada de esa proteína.
Descubrieron que esta se doblaba sobre sí misma, en una estructura en forma de horquilla.
La idea es que esta forma modificada pueda usarse potencialmente como una vacuna para activar el sistema inmunológico de los enfermos y producir esos anticuerpos, precisaron los autores.
Este último y la vacuna beta amiloide modificada, llamada Tapas, se probaron en dos modelos de ratón.
Con esos resultados, esperan próximamente pasar a ensayos clínicos en humanos.
En estudios anteriores ninguno de los tratamientos potenciales que disuelven las placas amiloides en el cerebro demostró mucho éxito en términos de reducir los síntomas.
Algunos, incluso, mostraron efectos secundarios negativos, recordaron las publicaciones científicas.
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