En su encuentro bilateral unos minutos antes de la cumbre tripartita con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, los mandatarios sostuvieron una reunión privada que ya estaba programada, en la cual expresaron únicamente sus criterios concordantes y dejaron a un lado los discrepantes.
Biden habló de la época de la buena vecindad con el presidente Franklin Delano Roosevelt y el por qué en el Salón Ovan de la Casa Blanca hay un retrato de Abraham Lincoln y la extensa relación que data de 200 años entre México y Estados Unidos.
López Obrador lo hizo sobre Benito Juárez, el mejor presidente de México según reiteró, quien se entendió con Lincoln sobre todo porque este nunca reconoció al emperador Maximiliano, que fue impuesto mediante una invasión a territorio mexicano.
Lo que trascendió de la reunión, por tanto, fue aroma de jazmín pues lo sustantivo quedó para conocerse en otro momento si es que así será.
Pero es importante, sin embargo, que Biden repitiera una vez más que en su presidencia la relación no va a ser aquella del buen vecino sino la política de iguales, en pie de igualdad, recalcó, porque ya no usamos expresiones como “nuestros amigos del sur”, sino de “nuestros pares” en pie de igualdad, eso es lo que me gusta.
En realidad, aseguró, es una nueva relación, una relación emergente que se basa en respeto mutuo.
López Obrador respondió que lo dicho por Biden se facilita porque él quiere que el trato sea respetuoso y entre iguales. Me dijo que no nos iban a ver como patio trasero, cosa que agradecemos, porque de esa manera no necesitamos estar reafirmando nuestros principios de independencia y de soberanía.
Y vamos a ayudar, vamos a participar en la integración económica de América del Norte y de todo el continente, fortalecer nuestra región ante el avance de otras regiones en el mundo, integración económica con respeto a nuestras soberanías, apostilló.
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