Las extensas filas bloquean las avenidas y generan tensión entre los clientes, incluso se registraron dos incendios en gasolineras de la capital y otros en ciudades, que destruyeron varios vehículos y motocicletas.
El Gobierno prohibió la venta de combustible en depósitos, e indicó a las empresas que precisan abastecerse a enviar un representante, sin embargo, la disposición no fue acatada a plenitud.
En menos de una semana más de seis millones de galones de gasóleo y gasolina se distribuyeron al mercado, y la mayoría de las estaciones que funcionan trabajan a plena capacidad, sin embargo, la demanda aun es muy alta.
“Es la primera vez que el país experimenta tal escasez de combustible. Quizás el agujero que hay que llenar es tan profundo que es difícil estabilizar el mercado”, justificó al diario Le Nouvelliste el presidente de la Asociación Nacional de Distribuidores de Productos Petrolíferos, David Turnier.
Señaló que si los camiones cisterna continúan abasteciendo las estaciones y la carretera Martissant-Fontamara está despejada, la situación mejorará.
Por su parte, Marc-André Dériphonse, presidente de la Asociación de Propietarios de Gasolineras, estimó que muchas de las personas que compran combustible en galones tienen intenciones de almacenarlo para alimentar un mercado paralelo.
Poco antes de la tregua de las pandillas, el ministro del Interior y Justicia, Litz Quitel culpó a la delincuencia organizada por la crisis y criticó que algunas personas aprovechan la situación para hacer dinero, y obstaculizan los esfuerzos del Gobierno para garantizar el suministro estable de los carburantes.
En la misma línea el titular de Defensa, Enold Joseph, denunció que 30 camiones llenos de combustible, con destino al sur del país, fueron desviados al mercado ilegal, y confirmó que se abrió una investigación para determinar responsabilidades.
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