“La crisis diplomática no se inició por las declaraciones del ministro de Información, George Kordahi, sino con la retención en el reino del desierto del jefe del Gobierno Saad Hariri en octubre-noviembre de 2017”, precisó.
Ese fue el comienzo del diferendo ante el presunto secuestro de Hariri durante casi 20 días en territorio saudita.
A juicio del primer mandatario libanés, Hariri es el culpable de la situación, porque “pasamos año y medio en los debates para formar gobierno y reconciliarnos con Arabia Saudita, y al fracasar en ese empeño, solo se disculpó”.
Aoun indicó que no hay mediador alguno entre la llamada nación de los cedros y el reino del desierto, pues la solución pasa por un diálogo directo.
La relación está cortada, incluso con el primer ministro Najib Miqati; sin embargo, añadió, hay indicios de una posible solución, en la cual se trabaja discretamente, dijo.
En otra parte de sus declaraciones, el presidente libanés aseguró que no existe alianza del partido Corriente Patriótica Libre e Hizbulah; “es un entendimiento, no una alianza”, aseveró.
“Árabes, estadounidenses y europeos saben bien, explicó, que el Gobierno no puede asediar a la Resistencia islámica”.
Hizbulah respeta la resolución 1701 de la ONU (cese del fuego, después de un conflicto armado contra Israel), la estabilidad interna y evita ataques contra misiones diplomáticas o individuos de países que califican a Hizbulah de organización terrorista, puntualizó.
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