Durante su intervención en la ceremonia conmemorativa por el quinto aniversario del histórico pacto, señaló que «por la ausencia de esa paz grande, que empezaba con la paz territorial (…) no se dio la transformación del sistema de seguridad para proteger a las comunidades, ni la llegada del Estado con la reforma rural integral».
Son más de mil líderes asesinados desde la firma del Acuerdo, que puso fin al conflicto armado más antiguo de Latinoamérica, detalló el sacerdote.
«Cada mes, desde el día que hicieron la dejación de armas, hemos tenido en promedio cinco excombatientes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP) asesinados», subrayó.
Enfatizó que la ausencia del Estado permitió que la guerra de la «coca» y la minería ilegal penetraran en los territorios que dejaron las FARC-EP.
Que volvieran las minas antipersonas en las playas de los ríos y la destrucción de la naturaleza con la deforestación del Amazonas, agregó.
«La ausencia de la paz grande trajo la desvalorización de la misma paz que exigía mucho coraje nacional, audacia para reconocer la verdad de nuestra tragedia humana, para enfrentar los cambios estructurales que volvieron a pedir los jóvenes de la Primera Línea», aseguró.
Para De Roux, bajó el discurso de la paz, se sacó del estado de opinión y hoy en la campaña política «es políticamente incorrecto hablar de paz».
«No la mencionan porque la paz no da votos. Tenemos que rescatar la grandeza de esa paz que el país quiere», dijo.
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