Este es el proceso electoral número 11 en las últimas cuatro décadas, con triunfos divididos a partes iguales entre el Partido Liberal y el Partido Nacional, y un total de 12 aspirantes, de ellos solo dos tienen más posibilidades de resultar vencedores: el oficialista Nasry Asfura y Xiomara Castro, por el Libertad y Refundación (Libre).
El proceso transcurrirá en condiciones atípicas, la primera de ellas el luto tras la muerte de más de 10 mil 400 hondureños víctimas de la pandemia de Covid-19, crisis epidemiológica que acumula, desde 2020, casi 400 mil casos y el mal manejo del gobierno presidido por Juan Orlando Hernández.
Otras peculiaridades de este regreso a las urnas es la vigencia de una nueva tarjeta de identidad y la aplicación de tecnología novedosa en la transmisión de los resultados, costo elevado para un país con más de 70 por ciento de la población en la pobreza extrema y una deuda externa de más de 10 mil millones de dólares.
En esta oportunidad, poco más de cinco millones de personas mayores de 18 años acudirán a las urnas, 11,2 por ciento menos que el número de votantes previsto en los comicios de 2017 y el proceso contará con 20 centros de votación en el extranjero, 14 en Estados Unidos y el resto en Centroamérica.
El Consejo Nacional Electoral habilitó 18 mil 293 Juntas Receptoras de Votos (JRV) y de los 15 aspirantes inscritos inicialmente solo quedaron 12, los tres restantes: Salvador Nasralla, del Partido Salvador de Honduras y el independiente Milton Benítez, integraron la causa de Castro y Santos Rodríguez, preso por corrupción.
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