El mayor crecimiento de esta solicitud será satisfecha a través de los acondicionadores de aire, reflejó el portal India Spend.
Las tecnologías de refrigeración y enfriamiento en todo el mundo añaden más de mil millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, la misma cantidad que produjo Japón -el quinto mayor emisor del orbe- en 2018.
En la India, el Ministerio de Medio Ambiente lanzó en 2019 un plan de acción para tecnologías de refrigeración eficientes desde el punto de vista energético y respetuosas con el clima.
Nueva Delhi ratificó en agosto último la Enmienda de Kigali, que exige a los países la sustitución de los hidrofluorocarbonos (HFC) por refrigerantes más respetuosos con la naturaleza.
Si este convenio internacional se aplica en su totalidad, la eliminación de los HFC ayudaría a evitar hasta 0,4 grados centígrados de calentamiento global para finales de siglo.
Las tecnologías de refrigeración, como los aparatos de aire acondicionado y los frigoríficos, utilizan hidrofluorocarbonos, que sustituyeron los anteriores refrigerantes basados en clorofluorocarbonos (CFC).
Los CFC destruyen la capa de ozono de la atmósfera, cuya misión es proteger la vida de la radiación ultravioleta del Sol.
Los HFC dañan menos la llamada capa azul, pero tienen un fuerte efecto calorífico que contribuye al calentamiento global, dijo Shubhashis Dey, director del programa de política climática de la Fundación Shakti de Energía Sostenible.
Además, los HFC son hasta varios miles de veces más calientes que el dióxido de carbono y aunque los aparatos de aire acondicionado no emiten estos gases, suelen producirse fugas durante la fabricación, el mantenimiento y las averías.
Para 2050, se prevé que las emisiones de HFC contribuyan a un calentamiento equivalente al 20 por ciento de la producción mundial de CO2.
Las tecnologías de refrigeración también consumen grandes cantidades de electricidad, producida principalmente con carbón, lo cual se traduce en elevadas emisiones de CO2.
Estudios indican que las alternativas a los HFC, como los hidrocarburos (HC), el amoníaco, el agua, entre otros, tienen un menor potencial de calentamiento global.
El propio CO2 está regresando a la refrigeración comercial, tras ser usado hace más de un siglo, pues se calienta menos que los HFC.
Refrigerantes naturales como el amoníaco, el propano y el CO2, presentan grandes riesgos, pues una fuga de propano puede provocar incendios y una de amoníaco puede ser mortal.
Hay que probar la aplicabilidad de los refrigerantes naturales para su uso seguro y eficaz, señaló Shikha Bhasin, jefa de programa en el equipo de Tecnología, Finanzas y Comercio del Consejo de Energía, Medio Ambiente y Agua.
Existen alternativas seguras como las hidrofluoroolefinas (HFO), compuestos orgánicos no saturados integrados por hidrógeno, flúor y carbono, empleados para el aire acondicionado de muchos vehículos.
Los refrigerantes HFO, que presentan cero potencial de agotamiento del ozono y bajo potencial de calentamiento global, ofrecen una alternativa más respetuosa con el medio ambiente sobre los CFC (clorofluorocarbonos), los HCFC (hidroclorofluorocarburos) y los HFC (hidrofluorocarbonos).
Tales moléculas, denominadas olefinas o alquenos, son compuestos relativamente estables desarrollados como refrigerantes de cuarta generación, pues solamente significan el 0,1 por ciento de potencial de calentamiento global de los HFC.
Hay otras opciones de refrigeración que no emplean refrigerantes y son respetuosas con el clima, entre ellas soluciones sencillas y de baja tecnología, como un edificio universitario diseñado con arquitectura antigua en el estado de Rajastán.
La edificación incluye una piscina de agua en la base, cuyo concepto se basa en las estructuras de pozos escalonados desarrolladas hace más de mil 500 años para refugiarse del calor del desierto.
En India, alrededor del 8,0 por ciento de los hogares tenían aire acondicionado a inicios de 2018 y se estima que esa cifra aumentará a 50 por ciento en 2050, según el Instituto de Energía y Recursos.
El reto no es sólo la transición a tecnologías limpias que tengan mínimo impacto sobre el clima, pues hay que tener en cuenta además la eficiencia para no crear más presión en la red eléctrica.
Nueva Delhi anunció una estrategia nacional para eliminar los HFC en 2023, en consulta con la industria, y prevé actualizar el marco jurídico para eliminar las sustancias agotadoras de la capa de ozono para mediados de 2024.
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