Un análisis de Ted Galen Carpenter, experto en estudios de defensa y política exterior del Instituto Cato, en su aproximación al tema señalo que “un actor clave en ese esfuerzo es el gobierno de Ucrania” que destaca presuntos movimientos sospechosos de tropas rusas cerca de la frontera entre los dos países.
La ofensiva propagandística de Kiev se intensificó drásticamente el 20 de noviembre cuando el general de brigada Kyrylo Budanov, director de la inteligencia de defensa de Ucrania, afirmó en una entrevista con Military Times que Moscú ya tenía planes para lanzar una invasión a finales de enero de 2022, dijo el experto.
Por su parte, el presidente ucraniano Voldymyr Zelensky pronto hizo que la predicción de Budanov pareciera leve y acusó a Moscú de pretender apoderarse de grandes franjas del territorio de ese país e incluso dar un golpe de Estado que derrocara a su gobierno.
Sería bastante malo si tales esfuerzos para generar una crisis fueran simplemente una campaña unilateral de un gobierno decidido a azuzar las emociones nacionalistas para reavivar sus debilitadas fortunas, subrayó antiwar.com.
Pero, como hizo en abril, la administración de Joe Biden parece dispuesta a dar pleno crédito y respaldo a la postura de su cliente ucraniano frente a Rusia, remarcó Carpenter.
En una llamada telefónica del 2 de abril a Zelensky, Biden «afirmó el apoyo inquebrantable de Estados Unidos a la soberanía y la integridad territorial de Ucrania frente a la actual (presunta) agresión de Rusia en el Donbás y Crimea», agregó.
Muchos expertos se preguntan si la Casa Blanca midió las consecuencias de afirmaciones de la subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos y Euroasiáticos, Karen Donfried, que dijo el 26 de noviembre que «todas las opciones están sobre la mesa» en cuanto a cómo responder a la «grande e inusual» acumulación de tropas de Rusia cerca de la frontera de Ucrania.
Aseguró el experto de Cato que alimentar el revanchismo en Ucrania aumenta “la probabilidad de un enfrentamiento catastrófico”.
Sin embargo, dijo, los medios de comunicación del establishment en Estados Unidos se afanan en dar vueltas a la crisis como la última prueba de que el presidente ruso Vladimir Putin, «rodeado de partidarios de la línea dura», es el que busca un choque con Estados Unidos y la OTAN.
Al respecto, precisó, los antecedentes indican lo contrario. El gobierno de Biden y sus aliados de la OTAN parecen estar haciendo todo lo posible por llevar a cabo acciones altamente provocativas en la vecindad inmediata de Rusia.
El Pentágono está llevando a cabo una campaña multifacética de provocaciones, especialmente en el Mar Negro y sus alrededores. La presencia aérea y naval de Washington en la zona aumentó notablemente en el último año, incluyendo un nuevo despliegue en noviembre, ante las enérgicas y cada vez más contundentes protestas de Moscú.
Según Carpenter la arrogancia estadounidense está produciendo una crisis con Moscú en múltiples frentes, y el gobierno de Putin parece cada vez menos dispuesto a seguir dando marcha atrás. Una confrontación militar potencialmente catastrófica es todavía evitable, adlertó.
mem/lb