Todos coincidieron en que llevar adelante esos puntos permitirá la verdadera justicia social que necesita una de las regiones más ricas y desiguales del planeta.
También señalaron la necesidad de reformar el sistema de relaciones internacionales y sus organismos, y sustituirlo por uno que funciones sobre la base del respeto a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.
Por ejemplo, el expresidente de Brasil Lula da Silva llamó a reformar la Organización de Naciones Unidas por considerar que ya no representa sus valores fundacionales, de ahí la necesidad de una nueva gobernanza mundial para resolver conflictos.
“La ONU ya no representa lo que representaba. Es necesario una nueva gobernanza mundial que tenga autoridad moral para resolver conflictos, que construya más igualdad en el mundo», afirmó durante su intervención virtual en el VII Encuentro del Grupo de Puebla, que sesiona en esta capital.
Por su parte, el exmandatario de Ecuador Rafael Correa advirtió sobre el peligro que corre la democracia en América Latina ante los ataques de la derecha a cualquier corriente de otro color político.
Correa se refirió puntualmente a la persecución judicial (lawfare en inglés) como método para impedir a líderes y fuerzas de izquierda llevar adelante sus proyectos políticos, vía empleada además para romper órdenes institucionales y desconocer la voluntad de las mayorías.
“El lawfare es brutal, no podemos soslayar su importancia porque es la estrategia que usa la derecha para lograr por medio de la politización de la justicia o la judicialización de la política lo que no logra en las urnas”, enfatizó
En esa cuerda el presidente de Bolivia, Luis Arce, denunció una vez más los planes de la oposición para desestabilizar al país que se recupera de los estragos del golpe de Estado de 2019.
Señaló en su alocución virtual que esas fuerzas buscan crear condiciones para legitimar el uso de la violencia contra el gobierno electo democráticamente y cuestionan la legitimidad de las elecciones de octubre de 2020, donde el Movimiento al Socialismo se impuso con más del 55 por ciento de los votos.
La fuerza con que la derecha política continental y sus aliados han atacado a lo largo de la última década son alarma permanente para los movimientos progresistas y sus proyectos futuros, apuntó el expresidente de Paraguay Fernando Lugo.
Repasó como primera señal la derrota que significó el golpe de Estado en 2009 contra el entonces mandatario de Honduras, Manuel Zelaya.
La asonada fue el impulso para luego sacar del poder a Dilma Rousseff en Brasil, a Evo Morales en Bolivia, y a al propio Lugo en Paraguay.
Pensábamos ingenuamente, dijo, pero cuando parecía que todo estaba perdido nace el Grupo de Puebla, soñador de la Patria Grande y la democracia.
A casi tres años de su creación, el grupo es considerado de gran importancia para Latinoamérica por el expresidente del Gobierno de España José Luis Rodríguez Zapatero por haberse erigido como ente articulador de pensamientos y acciones necesarias para dar soluciones a problemas urgentes como la pobreza en la región.
El grupo “se ha convertido en una referencia política, social, porque suma, une, porque hace compartir, cooperar, producir debates e ideas y tener una visión de continente”, opinó el exjefe del Gobierno español.
Esa visión, apuntó, será el gran reto para afrontar los desafíos de este tiempo marcado por la pandemia, al aumento de la desigualdad, y la “derechización” de la derecha que apreciamos desde hace dos décadas, en especial durante los últimos cinco años.
El VII Encuentro del Grupo de Puebla sesionará en esta capital hasta mañana bajo el lema Cambio ahora.
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