Los encontronazos se hicieron más violentos a medida que los civiles se aproximaron al palacio presidencial, según imágenes transmitidas por los telediarios en las cuales los gendarmes aparecen disparando granadas lacrimógenas para dispersar la protesta.
La marcha fue convocada por Fuerzas por la Libertad y el Cambio (FCC, siglas en inglés), coalición de partidos políticos y agrupaciones de profesionales, opuesta por igual a los militares y al acuerdo firmado la semana pasada que reinstaló en el cargo al primer ministro Abdallah Hamduk.
Los integrantes de las FCC consideran que el retorno de Hamduk es una maniobra cosmética para legalizar la asonada castrense que en octubre pasado lo derrocó, disolvió el gobierno y el Consejo Soberano de Transición (CST) e impuso el estado de excepción en este país africano de mayoría étnica árabe y confesión musulmana.
Asimismo, consideran que el curso de los últimos acontecimientos busca reponer al expesidente Omar al Bashir, encarcelado y sujeto a juicios acusado de delitos de lesa humanidad, corrupción administrativa y abuso de poder durante sus tres décadas de gobierno.
El general Abdel Fattah el Hamdun, líder visible del levantamiento militar, conformó un nuevo CST, presidido por él al igual que el anterior, pero con mayor poder de decisión sobre el proceso de retorno a la constitucionalidad, otra de las manzanas de la discordia con las FCC.
Hasta el momento, según versiones coincidentes de medios opositores y oficiales, las protestas desatadas por el golpe de mano castrense han costado 43 muertos y un centenar de heridos en los choques entre las fuerzas de seguridad y manifestantes aquí y en la ciudad gemela de Omdurmán.
Esas estadísticas, sin embargo, no han calmado los ánimos de los opositores, que anunciaron la continuación de las protestas.
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