En una declaración conjunta, expresaron su grave preocupación por la violencia sexual y de género generalizada atribuida a las fuerzas etíopes, eritreas, de Tigray y de Amhara, así como a las milicias aliadas.
Estos incidentes constituyen algunas de las violaciones más atroces de los derechos humanos y del derecho humanitario que se cometen en esa región, según los expertos.
Estas formas de violencia son una estrategia para aterrorizar, degradar y humillar a las víctimas y al grupo étnico minoritario al que pertenecen, con la complicidad de las partes en el conflicto, tanto estatales como no estatales, dijeron.
«Estos actos brutales tienen efectos físicos y psicológicos devastadores en las mujeres y niñas, que se ven agravados por la falta de acceso a la asistencia, el apoyo y la reparación de los supervivientes», explicaron.
La ONU sigue manifestando su alarma por la guerra en Tigray, que comenzó hace poco más de un año.
El mes pasado, la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, señaló que el conflicto se ha caracterizado por su «extrema brutalidad».
Los expertos en derechos señalaron que, aunque se desconoce la prevalencia exacta de la violencia de género, las estimaciones son impactantes.
Desde noviembre de 2020 hasta junio de este año, unas dos mil 204 sobrevivientes denunciaron haber sido víctimas de violencia sexual en los centros de salud de la región de Tigray.
Uno de los centros de atención informó que el 90 por ciento de las violentadas eran niñas menores de edad, y estimó que las hospitalizaciones se han cuadruplicado desde que comenzó el conflicto.
Sin embargo, estas cifras son una subestimación del verdadero alcance de la violencia de género que se está cometiendo, aclararon los expertos de la ONU.
Los casos se denuncian muy poco debido al miedo, el estigma y la imposibilidad de acceder a los centros de salud o de apoyo.
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