El portavoz de la Acnur, Babar Baloch, describió la situación como «una crisis de hambre e inanición» durante el lanzamiento de una campaña de recaudación de fondos para ayudar a las familias desplazadas en Afganistán a hacer frente a los próximos meses de bajas temperaturas.
Evitar el hambre es la prioridad inmediata de cerca de 3,5 millones de afganos, explicó el oficial en el evento que tuvo lugar en Ginebra.
Baloch, quien regresó de Kabul recientemente, aseguró que la falta de refugios, alimentos, ropa de invierno, combustible para la calefacción y suministros médicos, son solo algunas de las privaciones a las que se enfrentan las personas que sufren desplazamientos forzados.
Con temperaturas que «se espera que desciendan hasta los 25 grados bajo cero, muchas familias desplazadas carecen de un refugio adecuado, un requisito primordial si quieren sobrevivir al intenso frío», advirtió.
La Acnur urgió un mayor apoyo para 3,5 millones de personas desplazadas por el conflicto dentro de Afganistán, un fenómeno que se agudizó tras la retirada caótica de las tropas estadounidenses del país centro asiático, y el rápido ascenso del movimiento Talibán.
Según Baloch, casi 23 millones de personas -el 55 por ciento de la población- se enfrentan a niveles extremos de hambre, de los cuales casi nueve millones corren el riesgo de padecer hambruna.
Las personas más vulnerables son las madres solteras y los ancianos que cuidan de sus nietos huérfanos, pues muchos de ellos no tienen techo ni comida, añadió Baloch.
El portavoz del Acnur agregó que los miembros de la agencia que operan en la región entregaron algunos suministros de ayuda por carretera, a través de los países vecinos de Afganistán y por medio de vuelos humanitarios.
La próxima semana llegarán cinco vuelos con insumos de invierno, como mantas térmicas y ropas gruesas, informó el alto funcionario, quien reiteró que el apoyo para hacer frente a las condiciones extremas continuará hasta febrero.
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