De acuerdo con Camilo González, su coordinador desde el 2008 al 2015, con este centro se le entregó a la ciudad de Bogotá un espacio para el diálogo de las memorias: la memoria viva, la memoria histórica, pero también con sentido de futuro de construcción de la paz.
Añadió que es un punto de encuentro y tiene todas las condiciones de reconocimiento a las víctimas y para apoyar las iniciativas de la ciudad, de tanta gente que ha ido con sus duelos, pero también con sus sueños.
El director del Centro, José Antequera, aseguró que «este Centro significa la materialización de la confluencia más difícil, más extraña y más especial que ha existido entre las administraciones de Bogotá, las organizaciones sociales y de víctimas y el movimiento por la paz».
Dicha obra, también una idea del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, se dio como resultado del concurso de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, en el que fue escogido el proyecto de Juan Pablo Ortiz.
Su apertura oficial tuvo lugar entre el 6 de diciembre de 2012 y el 9 de abril de 2013 con distintos actos culturales.
Sus agendas se convierten en una apuesta del Centro para el análisis de coyunturas y contribuir al debate público a través de presentaciones culturales, exposiciones, conferencias de académicos, de víctimas, entre otras acciones.
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