De acuerdo con la revista Science Advances, los expertos descubrieron que las comidas nocturnas aumentaban los niveles de glucosa.
Mientras que restringir los alimentos al horario diurno evitaba este efecto.
Concluyeron que los niveles medios de glucosa de los que comían por la noche aumentaban un 6,4 por ciento durante el trabajo nocturno simulado.
Los que lo hacían durante el día no mostraban aumentos significativos.
«Este es el primer estudio en humanos que demuestra el uso del horario de las comidas como medida para contrarrestar los efectos negativos combinados del deterioro de la tolerancia a la glucosa y la alteración de los ritmos circadianos resultantes del trabajo nocturno simulado», destacó la fuente.
Los investigadores creen que los efectos de las comidas nocturnas sobre los niveles de glucosa durante el trabajo nocturno simulado se deben al desajuste circadiano.
“Eso corresponde al desajuste entre el «reloj» circadiano central, situado en el hipotálamo del cerebro y los ciclos de sueño-vigilia,luz-oscuridad y ayuno-comida del comportamiento, que pueden influir en los «relojes» periféricos de todo el cuerpo”, argumenta la fuente.
El estudio demuestra que el desfase del reloj circadiano central con los ciclos de ayuno-comida desempeña un papel clave en el aumento de los niveles de glucosa.
Los expertos sugieren que los efectos beneficiosos de la alimentación diurna sobre los niveles de glucosa durante el trabajo nocturno simulado pueden deberse a una mejor alineación entre estos relojes centrales y periféricos.
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