Este miércoles, un grupo de atacantes no identificados abrieron fuego contra el convoy que era escoltado por las fuerzas de paz de la ONU, conocidos como «cascos azules», de la Misión de Estabilización en el Congo (Monusco).
El incidente violento se reportó en la zona de Mambassa, territorio de Lubero, en la provincia de Kivu Norte, donde reina la inestabilidad y decenas de grupos armados operan libremente, explicó la agencia en un comunicado.
Los tres miembros del convoy recibieron asistencia médica de urgencia en el lugar de los hechos, luego fueron trasladados a un lugar seguro por la escolta de la Monusco.
El vehículo de ACNUR estaba claramente marcado, y regresaba a la ciudad de Beni desde la localidad de Kirumba, en el sur del territorio de Lubero, tras distribuir ayuda a personas desplazadas y a familias vulnerables.
Estamos conmocionados e indignados por el ataque. Exigimos respeto al derecho internacional y la protección de los trabajadores humanitarios de la violencia. Los autores deben llevados ante la justicia de inmediato, afirmó la agencia.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, condenó enérgicamente el ataque, llevado a cabo por presuntos milicianos Mai-Mai, y deseó una rápida y completa recuperación a los miembros del personal.
El alto funcionario subrayó que los ataques contra el personal de las Naciones Unidas y los trabajadores humanitarios «pueden constituir un crimen de guerra».
Exijo a las autoridades congoleñas que no escatimen esfuerzos para investigar y responsabilizar rápidamente a los autores de este inaceptable ataque, agregó.
La misión de paz de la ONU en la RDC tiene desplegados más de 14 mil efectivos en el país desde 1998, año en el que estalló un conflicto alimentado por las milicias rebeldes y los ataques de soldados del Ejército.
El incidente de este miércoles ocurrió pocas horas después de que siete cascos azules murieran tras un ataque a un convoy de la ONU en Mali, en África Occidental.
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