El vicecanciller y jefe de la misión iraní a esas negociaciones, Ali Baqeri Kani, precisó que la prioridad de las demandas consiste en la abolición total de medidas coercitivas contra la república islámica.
También la posibilidad de verificar esa eliminación, dar garantías de que no volverán y, además, compensación por daños y el regreso de todas las partes al origen de la anuencia sellada en 2015.
Según las autoridades iraníes, está difícil salvar de manera rápida el PIAC, en tanto que prevalece un espíritu negativo en los signatarios europeos (Reino Unido, Francia y Alemania) y no así en Rusia y China.
La anuencia cayó en crisis desde la salida ilegal de Estados Unidos en mayo de 2018, tras lo cual reimpuso sanciones antiiraníes que quedaron atrás con la firma del pacto.
Irán esperó un año por una reacción de la triada europea ante la política estadounidense de cerco que nunca llegó y comenzó a reducir sus obligaciones nucleares, aunque con apego al convenio multilateral, en cuyos acápites se abría esa posibilidad.
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