La medida, que fue aprobada la víspera por el Parlamento británico a pesar de la oposición de casi un centenar de diputados del gobernante Partido Conservador, aplica solo para el territorio inglés porque las autoridades semiautónomas de Gales, Escocia e Irlanda del Norte tienen normas propias para lidiar con la pandemia.
Como parte del llamado Plan B implementado por el primer ministro Boris Johnson para tratar de frenar la propagación de la variante Ómicron del coronavirus Sars-CoV-2 también es obligatorio usar mascarilla en el transporte público, cines, teatros, bancos y otros espacios cerrados.
Las nuevas restricciones coinciden también con una ampliación de la campaña de vacunación con la llamada dosis de refuerzo para todas las personas mayores de 18 años que ya recibieron las dos inyecciones recomendadas.
Para acelerar la aplicación de la tercera vacuna, que según los expertos incrementa las defensas contra la nueva variante del virus causante de la Covid-19, se decidió acortar a tres meses el intervalo para recibirla, en lugar de los 180 días establecidos hasta ahora.
Según Johnson, el objetivo es que para finales de año todas las personas elegibles hayan tenido la oportunidad de recibir la inyección de refuerzo, y para lograrlo, se movilizó al Ejército y se abrieron centros de vacunación adicionales en todo el país.
El gobierno británico también decidió retirar desde este miércoles a todos los países incluidos en la lista roja de viajes inmediatamente después de la identificación de la variante Ómicron en Sudáfrica.
La decisión beneficia a los viajeros procedentes de 11 naciones africanas, quienes no tendrán que pagar por una costosa cuarentena de dos semanas en un hotel designado por el gobierno.
De acuerdo con el ministro de Salud, Sajid Javid, la activación de la lista roja demostró ser ineficaz a la hora de frenar la propagación de Ómicron en el Reino Unido, donde podría ser la variante principal en cuestión de semanas.
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