Esa persona, de la cual no se sabe por qué actúa como jefe de la caravana junto a Luis Rey García, se apoya para ese objetivo en la Comisión Nacional de Derechos Humanos en busca de reuniones con las secretarías de Gobernación, Relaciones Exteriores, y el Instituto Nacional de Migración.
Autoridades migratorias acusaron a ambos en estos más de 50 días de peregrinaje de los migrantes, de impedir la atención a la caravana cuando avanzaba por la carretera costera al sur de Chiapas y los demás tramos hasta Puebla y luego a la capital.
El Instituto Nacional de Migración los cuestionó fuertemente por autonombrarse líderes de la caravana, y les exigió que permitieran atender a los migrantes y ofrecerles una regularización para estar en el país, la cual aceptaron la gran mayoría de ellos.
Señalan que gracias a esos incentivos del gobierno el grueso de la caravana bajó de más de cuatro mil personas a 321 en estos momentos, según informes oficiales, y el INM acusó a ambos de que en los primeros tiempos de la marcha no se alcanzara un acuerdo sobre algún tipo de estatus migratorio.
Mujica admitió que dentro del diezmado contingente hay personas que desean quedarse en México y otras que quieren seguir su camino a Estados Unidos y que las visas humanitarias serían para aquellos que continuarán hacia el norte, que son la mayoría del actual grupo.
Tomando en cuenta ese criterio, dijo que hay la voluntad para que la caravana se disuelva en la capital, pero depende del Estado mexicano, apuntó Mujica quien pidió más claridad en el alcance y significado de las visas humanitarias ofrecidas por el gobierno.
Necesitamos hablar de las visas humanitarias que ofrece el INM pues no sabemos si tienen valor jurídico, muchas se están rompiendo, necesitamos más claridad, que las autoridades las validen y que se puedan renovar (porque son por un año), explicó.
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