Aunque transcurrieron sin incidentes ni erupciones de violencia, los comicios gambianos comenzaron con mal pie debido a las críticas a Barrow por presentarse a la reelección a pesar de su promesa de no hacerlo.
Barrow obtuvo el 53 por ciento de los sufragios contra el apenas 27 por ciento de su más cercano rival, el propio Darboe, candidato del Partido Democrático Unido (UDP, en inglés), uno de los cinco que se presentaron a la liza, que en este país africano consta de una sola ronda de sufragio.
Entre las acusaciones el UDP asegura que la maquinaria electoral del partido de Barrow, el Nacional Popular, distribuyó dinero en efectivo y presentes en varias zonas del país a cambio de votos.
Además, el prontuario afirma que los seguidores del mandatario infiltraron la Comisión Electoral.
La decisión de Darboe y otros candidatos de impugnar los resultados de los comicios no resultó sorpresiva pues ya antes de la convocatoria anunciaron la intención de objetar los resultados por razones que se abstuvieron de explicar.
Barrow llegó a la presidencia en los comicios de 2017 en los cuales venció al entonces presidente Yahia Jammeh, quien rehusaba abandonar el sillón ejecutivo y tuvo que ser desalojado por un ultimátum de la Comisión Económica de los Estados de África Occidental.
A pesar de esas circunstancias, en los comicios de principios de este mes el UDP contó con el apoyo del partido de Jammeh, la Alianza para la Reorientación Patriótica y la Reconstrucción.
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