Así lo informó la víspera el coordinador residente de Naciones Unidas en ese país, Gustavo González, quien ofreció detalles del plan trazado por el organismo multilateral para asistir a los más necesitados allí.
El dinero se destinará a 530 mil personas de las zonas más afectadas por el tifón, quienes requieren agua potable y otros servicios de saneamiento, indicó.
Unos tres millones de filipinos precisan de asistencia, entre ellos un millón de niños, subrayó González.
En tanto, hay unos 631 mil desplazados y unas 200 mil casas resultaron dañadas por el tifón Rai, que asoló Filipinas la semana pasada.
Según expresó el coordinador residente de la ONU, el tifón fue devastador y ahora muchos necesitan con urgencia refugio de emergencia, agua potable y alimentos.
Por su parte, el coordinador de ayuda de emergencia de la ONU, Martin Griffiths, anunció una asignación de respuesta rápida de 12 millones de dólares del Fondo Central de Respuesta a Emergencias del organismo multilateral.
Esta asignación, dijo, ayudará a 220 mil filipinos vulnerables a través de intervenciones en seguridad alimentaria, protección, agua y saneamiento, higiene, gestión de campamentos, albergue y logística.
Categorizado como un súper-tifón y el peor del año en el archipiélago, Rai azotó de jueves a sábado de la semana pasada las islas del centro-sur de Filipinas, pero todavía decenas de miles de personas están aisladas debido a las inundaciones y las carreteras obstruidas por corrimientos de tierra.
Filipinas sufre cada año los embates de unas 20 tormentas y tifones. El más devastador fue el Haiyan, que en 2013 dejó unos siete mil 300 muertos.
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