Ese día, por propia iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador, el pueblo debe decidir si quiere que siga en su cargo o si tiene que abandonarlo.
Pero el INE ha hecho lo indecible para que el plebiscito no se realice o atrase para ganar tiempo y desvirtuarlo.
Los cuatro partidos de oposición, que no desean una ley de ese tipo por dos razones principales, según analistas.
La primera que López Obrador salga fortalecido de la encuesta, y la segunda, que si por casualidad surge un presidente entre ellos, la impunidad no pueda regresar y el pueblo lo saque del poder si lo intenta.
En el último día del plazo establecido por el INE para la entrega de firmas, la organización Que Siga la Democracia entregó poco más de tres millones de rúbricas.
De esa manera desde el pasado 9 de diciembre se registraron cerca de nueve millones de firmas, más un millón de apoyos que reporta el portal del instituto captados por aplicación telefónica.
En redes sociales difundieron el acuse de recibo, en el que se señala que en este período navideño acudieron a entregar 860 cajas con tres millones 27 mil 325 firmas.
Por tanto, el INE está rebasado y puede atrasarse en la validación, que es su estrategia desde el principio cuando argumentó que el dinero no le alcanza para ejecutar el plebiscito.
El calendario aprobado por la autoridad electoral estableció como fecha límite el 25 de diciembre para la entrega de firmas de ciudadanos que apoyen la realización del ejercicio de revocación de mandato.
Y aún así lo recogido supera en casi en siete millones lo requerido, lo cual no deja de ser histórico.
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