Este es un año en que trabajamos muy duro todos por la paz, pero debe servir de reflexión para brindar por las grandes victorias que tenemos en función de la paz y la reconciliación, subrayó el dirigente político.
Para este 2022 «tenemos un reto muy grande y está en manos de nosotros garantizar de verdad que transitemos por el camino de la paz para sentar las bases de una nueva Colombia, más justa y equitativa para las nuevas generaciones», expresó por medio de un video grabado.
En 2021, se conmemoró el quinto aniversario de la firma del Acuerdo de Paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo y el gobierno de Juan Manuel Santos, en representación del Estado.
La celebración contó con la presencia en el país del secretario general de Naciones Unidas, António Gutérres, quien resaltó la importancia y el ejemplo del Acuerdo de Paz en Colombia para un mundo marcado por guerras y enormes problemas globales.
«En un mundo de divisiones geopolíticas, guerras interminables, y multiplicación de conflictos, Colombia envía un mensaje claro: Es hora de invertir en la paz», afirmó el diplomático portugués.
El diplomático portugués, afirmó que este proceso generó esperanza e inspiración en Colombia y en toda la comunidad internacional.
«Un acuerdo de paz negociado para poner fin a un conflicto que muchos creían sin solución es algo único y sumamente valioso», recalcó Gutérres.
Asimismo, hizo un llamado sobre los riesgos para la paz, como la violencia de los grupos armados en conexión con el narcotráfico.
«Cada muerte en sí misma es una tragedia. Cada muerte envía un mensaje devastador a estas comunidades», afectadas por la violencia, señaló.
Este pacto histórico fue firmado en Cartagena el 26 de septiembre de 2016, pero debía refrendarse en un plebiscito en el que los ciudadanos votarían Sí o No.
El No se impuso y obligó al Gobierno a renegociarlo y las dos partes acordaron un nuevo texto que fue ratificado por el Senado de Colombia y la Cámara de Representantes, en noviembre de ese mismo año.
Los diálogos y negociaciones tuvieron lugar en La Habana, Cuba, país que, junto a Noruega, fungió como garante, en tanto Chile y Venezuela fuero naciones acompañantes en este proceso.
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