Según la compilación hecha por la agencia de noticias local PA Media a partir de datos del Ministerio del Interior, el número triplica el registrado el año anterior, cuando unas ocho mil 400 personas cruzaron el estrecho que separa la costa norte de Francia del sur de Inglaterra a bordo de botes de goma y otras embarcaciones frágiles.
Tan solo en noviembre de 2021 llegaron seis mil 869 migrantes a la costa sur británica en busca de asilo, y en ese mismo mes murieron otros 27, entre ellos varios mujeres y menores de edad, cuando el bote que los trasladaba se hundió frente a las costas francesas.
La tragedia avivó el diferendo que mantienen Londres y París que se culpan mutuamente de la situación.
Por un lado, el gobierno británico alega que las autoridades francesas no hacen la suficiente para impedir las salidas de los botes o detener a los traficantes de personas, a pesar de que el Reino Unido les ofreció fondos para incrementar el número de policías en las playas y mejorar los sistemas de vigilancia.
Francia, por su parte, acusa a los británicos de tener un sistema de asilo demasiado benevolente que estimula la migración.
Esa situación, empero, cambiará muy pronto con una nueva ley a punto de ser aprobada por el Parlamento británico que contempla penas de cárcel para quienes entren al país de forma ilegal y el envío a terceros países de los solicitantes de asilo.
La reforma, sin embargo, es rechazada por grupos defensores de los derechos de los migrantes por considerar que no solucionará el problema, y contribuirá a provocar más muertes en el canal de La Mancha.
La gente seguirá cruzando en embarcaciones endebles, y los traficantes de personas continuarán lucrando con ellos, a menos que el gobierno abra rutas más seguras para los refugiados, alertó Tim Naor Hilton, director ejecutive de Refugee Action, en declaraciones a la cadena Sky News.
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