Esa cifra fue dada a conocer por un documento de la Alianza Global para la Justicia Fiscal, la Red de Justicia Fiscal, una organización sin fines de lucro del Reino Unido, y la Federación Sindical Mundial.
Dicho monto en impuestos es lo que dejaron de cobrar en el pasado los países a empresas multinacionales e individuos que mantienen activos e ingresos en el extranjero.
La edición 2021 del documento destacó cómo un reducido club de naciones ricas, con control real sobre las normas tributarias mundiales, es responsable de la mayoría de las pérdidas fiscales sufridas por el resto del mundo, siendo los países de menos ingresos los que más sufren.
Estos hallazgos suponen un nuevo aviso para transferir la formulación de las normas tributarias de derecho internacional de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)a las Naciones Unidas.
“La ONU está comprometida con la justicia fiscal y ha exigido una importante reforma de la arquitectura financiera mundial a fin de hacer frente al abuso fiscal y los flujos financieros ilícitos”, señaló la secretaria general adjunta de las Naciones Unidas, Winnie Byanyima.
El informe fue elaborado por la OCDE sobre la distribución geográfica de la actividad, los beneficios y los impuestos de las empresas multinacionales, para demostrar que las corporaciones globales están transfiriendo ganancias por valor de 1.19 billones (millón de millones)de dólares a paraísos fiscales cada año.
Tal situación provoca que los gobiernos de todo el mundo pierdan 312 mil millones de dólares anuales en ingresos fiscales directos, pero los datos proporcionados por las propias multinacionales, no identifican cuáles son las que no pagan los impuestos en sus países de origen.
Según el informe otros 171 mil millones corresponden a tributos que dejan de cobrar los estados a personas adineradas, en las naciones de las que son ciudadanos.
Al igual que en su primera edición del 2020, El Estado de la Justicia Fiscal reveló que si bien los países de ingresos más altos dejan de recaudar más impuestos en números absolutos, sus pérdidas fiscales representan una parte menor de sus ingresos (9,7 por ciento de sus presupuestos de salud pública).
En comparación, las naciones de ingresos más bajos pierden colectivamente el equivalente a casi la mitad (48 por ciento) de sus presupuestos de salud pública, en tanto los impuestos no recaudados bastarían para vacunar al 60 por ciento de sus habitantes, destacó el trabajo.
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