Aoun reiteró el interés de Beirut por lazos fraternos con los países árabes y del mundo, pero en especial con los llamados del Golfo y Arabia Saudita en específico.
Empero, la preocupación porque sean relaciones amistosas debe ser recíproca, dijo.
Con anterioridad, el diputado Hassan Fadlallah, del Bloque Lealtad a la Resistencia, subrayó que Arabia Saudita al acusar de terrorismo a Hizbulah, ofendió a libaneses martirizados en la resistencia contra el enemigo sionista.
Al respecto, el primer ministro libanés, Najib Mikati, se desmarcó de la posición del Partido de Dios sobre las actuaciones del reino del desierto, al decir que no representa la del Gobierno y ni del sector más amplio del pueblo.
El secretario general de Hizbulah, Hassan Nasrallah, apuntó que la Resistencia ni violó ni atacó a Arabia Saudita que, sin embargo, es cómplice de la inestabilidad regional por su apoyo a grupos terroristas.
En la misma línea, Nasrallah denunció el papel desestabilizador de los sauditas que según él tomaron como rehenes a miles de libaneses y amenazan a menudo a este país con medidas coercitivas.
De cualquier manera, agregó, ni dimisión de ministros u otra decisión cambiará la postura de las autoridades sauditas, porque tratan en todo caso de castigar a quienes frustraron su proyecto para la región.
Por presiones del reino del desierto debieron renunciar a sus cargos en el Gobierno libanés el ministro de Información George Kordahi y el canciller Charbel Wehbe, quienes criticaron a Riad por su participación en el conflicto de Yemen.
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