La declaración reafirmó la adhesión de Moscú con sus compromisos en el marco de la Organización del Tratado de la Seguridad Colectiva (OTSC) y su apoyo a la adopción de medidas urgentes en relación con la rápida degradación de la situación política interna y el aumento de la violencia en Kazajstán.
Consideramos los recientes acontecimientos en el país amigo como un intento de socavar la seguridad e integridad del Estado por la fuerza, utilizando formaciones armadas capacitadas y organizadas, señaló el comunicado.
Aseguró que Moscú continuará manteniendo estrechas consultas con Nursultan y con otros aliados de la OTSC para analizar y desarrollar, si es necesario, nuevas medidas eficaces con el fin de ayudar a las fuerzas del orden público de Kazajstán a implementar una operación antiterrorista y garantizar la seguridad de todos los civiles sin excepción.
Según el texto, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia trabajará para ayudar a desbloquear las infraestructuras críticas de la nación centroasiática y para que retornen al control de las autoridades kazajas.
Luego de la solicitud de ayuda enviada la víspera por el presidente de Kazajstán, Kasym-Zhomart Tokáyev, este jueves el Consejo de Seguridad Colectiva de la OTSC decidió enviar a ese país las fuerzas de paz por un periodo de tiempo limitado con el fin de estabilizar y normalizar la situación.
El servicio diplomático ruso explicó que la decisión se tomó de conformidad con el artículo 4 del Tratado de Seguridad Colectiva del 15 de mayo de 1992.
Según el acuerdo, en caso de agresión (un ataque armado que amenace la seguridad, la estabilidad, la integridad territorial y soberanía) contra cualquiera de los Estados miembros, todos los demás Estados, a su solicitud, le proporcionarán inmediatamente el apoyo y la asistencia necesarios, incluyendo asistencia militar.
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Las manifestaciones en Kazajstán comenzaron el 2 de enero en las ciudades de Zhanaozen y Aktau, al suroeste del país, donde los residentes protestaron contra la subida de los precios del gas natural licuado.
Dos días después, se produjeron disturbios y enfrentamientos con la Policía en Almaty (sureste) y otras ciudades kazajas, en los que se han registrado cerca de 20 muertes, más de mil heridos, además de cuantiosos daños a edificios públicos, empresas y numerosas acciones de vandalismo.
El mandatario kazajo decretó el estado de emergencia durante dos semanas en todo el territorio del país y destituyó al Gobierno.
Tokáyev se puso al frente del Consejo de Seguridad nacional y en su última reunión tachó de terroristas a los implicados en los enfrentamientos, a la vez que prometió medidas severas contra los culpables.
Pese a la dimisión del Gobierno y a la orden presidencial de regular de inmediato los precios del combustible, las protestas en el país continúan.
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