Así lo informó su portavoz, Stéphane Dujarric, y subrayó la necesidad de evitar una escalada de la violencia.
La víspera, dijo, la representante especial del secretario general para Asia Central, Natalia Gherman, sostuvo una conversación telefónica con el viceministro kazajo de Relaciones Exteriores, Akan Rakhmetullin.
Durante estos intercambios, Gherman reiteró los llamamientos para actuar con moderación, abstenerse de la violencia y promover el diálogo en Kazajastán.
Ante los disturbios violentos reportados, la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva -integrada por Kazajastán, Rusia, Armenia, Belarús, Kirguistán y Tayikistán- informó que fueron enviadas fuerzas de mantenimiento de la paz.
Las manifestaciones comenzaron el 2 de enero en las ciudades de Zhanaozen y Aktau, al suroeste de ese territorio, donde los residentes protestaron contra la subida de los precios del gas natural licuado.
Dos días después, se produjeron enfrentamientos con la Policía en Almaty (sureste) y otras regiones, y ya se registraron cerca de 20 muertes, más de mil heridos, además de cuantiosos daños a edificios públicos, empresas y numerosas acciones de vandalismo.
El mandatario kazajo, Kasym-Zhomart Tokáyev, decretó el estado de emergencia durante dos semanas y destituyó al Gobierno.
Aunque la Casa Blanca lo niega, usuarios en redes sociales denuncian que Estados Unidos está detrás de la rápida degradación de la situación política interna y el aumento de la violencia en Kazajastán.
Los internautas refieren que desde diciembre pasado la embajada norteamericana en aquel país convocó a manifestaciones contra el gobierno, las cuales se tradujeron en disturbios, saqueos y violencia en las principales ciudades.
En tanto, la cancillería de Rusia consideró los recientes acontecimientos como un intento concebido desde el exterior para socavar de manera violenta la seguridad y la integridad en ese Estado de Asia Central.
acl/ifb