Los cadáveres fueron hallados en una mina en Laboule 12, al suroeste de Puerto Príncipe, una zona acomodada donde se instalaron bandas armadas que pujan por el control del territorio.
Weslwy y Louissaint realizaban un reportaje sobre la marcada inseguridad en Haití, y presuntamente fueron ultimados por la pandilla de Ti Makak. Un tercero logró escapar de los disparos, indicaron los medios locales.
Estos son los sextos comunicadores asesinados en Haití en menos de cuatro años, y ninguno de los casos anteriores fue resulto por la Policía.
Este miércoles, Naciones Unidas condenó el “horrible asesinato”, y alentó a las autoridades a encontrar a los autores y llevarlos ante la justicia.
También la organización de derechos humanos Lucha por la paz y el desarrollo calificó el acto de atroz y señaló que es un grave ataque a la libertad de información, la libre circulación y el derecho a la vida.
Haití continúa inmersa en una espiral de violencia e inseguridad, agudizada tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio último, y ante el cual las autoridades se muestran impotentes.
Se estiman que operan un centenar de grupos armados en el país, mejor equipados que las fuerzas policiales, y con el control de las zonas estratégicas, al punto de que en octubre paralizaron la distribución de los combustibles, provocando un caos en el país.
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