El verano que tanto anhelan los citadinos después del crudo invierno y por supuesto las vacaciones, han quedado truncados para algunos después de las fiesta de fin de año, por la gran cantidad de personas que se encuentran recluidas en casa tras dar positivos al virus.
En este tiempo donde hasta marzo no comienzan las clases, otros salen en masa a las calles desafiando el calor y también la tercera ola de la pandemia, que trae a las autoridades sanitarias preocupadas.
Y mientras avanza la Covid-19, la frase «hay un sol que raja piedras», queda pequeña para describir el agobiante calor que azota a esta capital y sus alrededores.
Según informó el Servicio Meteorológico Nacional, así será durante toda la semana en gran parte del país y vendrá acompañada por escasez de lluvias, lo cual intensificará las condiciones de sequía existen en algunas regiones.
Mientras unos, a pesar de los más de 35 grados reinantes, toman todas las precauciones e incluso se ponen doble tapabocas por miedo al contagio, una gran mayoría anda en las calles como si ya la pandemia finalizó.
«Así más nunca el virus se va acabar y seguirá mutando», le decía una señora a otra este domingo en una fila de una panadería, mientras observaba la gran cantidad de personas sin barbijos, como se le conoce por estos lares a los cubrebocas.
Cierto es que con estas temperaturas extremas se hace insoportable utilizar el tapabocas, pero también preocupa que en menos de una semana este país ha acumulado casi 400 mil casos, con tres días consecutivos de picos por encima de los 100 mil.
Por lo pronto, desde este lado del sur de América muchos -los más conscientes- redoblan las medidas sanitarias y combaten como pueden este verano caluroso, con una pandemia que pareciera interminable.
oda/may