El vínculo entre la raza y el poder político resuena en estos tiempos de las más diversas formas, desde las desigualdades raciales que persisten hasta las luchas polarizadas por el derecho al voto y la forma en que se enseña la historia en las escuelas, señala el análisis del diario estadounidense.
Según una base de datos creada por el medio, los esclavistas en el Congreso representaron a 37 estados, incluidos no solo los del sur, sino todos los de la región de Nueva Inglaterra y también algunos del oeste.
Durante los primeros 18 años de legislación estadounidense, de 1789 a 1807, más de la mitad de los elegidos para el legislativo eran propietarios de hombre negros y ejercieron una gran influencia en cuanto a la esclavitud.
A medida que los estados del norte prohibieron retener la libertad de otros seres humanos, los legisladores dueños de esclavos disminuyeron, pero muchos de los representantes de Nueva York, Nueva Jersey, Pensilvania continuaron con las mismas prácticas durante al menos una década más, señaló el Post.
Además, la base de datos incluye los nombres de esclavistas miembros de más de 60 partidos: federalistas, unionistas, populistas, progresistas, prohibicionistas, entre otros, aunque la afiliación política más común entre los poseedores de personas sin libertad era el Partido Demócrata.
El actual senador de esa fuerza política Cory Booker expresó que hay muy poco reconocimiento del grado en que la esclavitud, “esa miserable institución”, dio forma al Congreso y “todo lo que rodea el Capitolio, fue moldeado por este legado que no conocemos o no reconocemos por completo”.
Para Crystal Feimster, una historiadora negra de la Universidad de Yale citada por el periódico norteamericano, lo que está sucediendo en estos tiempos tiene raíces profundas en la inversión de los líderes políticos de antes en la esclavitud y cómo ejercieron ese poder para su propio beneficio personal.
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