Un informe publicado en el sitio fivethirtyeight.com (Por qué muchos estadounidenses podrían estar aceptando cada vez más la violencia política) indicó que para algunos investigadores que estudian el fenómeno, los acontecimientos del 6 de enero de 2021 (asalto al Capitolio) eran inquietantemente predecibles.
Señaló que en una serie de encuestas realizadas entre 2017 y 2020 los politólogos Lilliana Mason y Nathan Kalmoe descubrieron que una pequeña pero significativa parte de los estadounidenses -alrededor del 15 por ciento- creía que la violencia contra personas del partido contrario estaba al menos un poco justificada.
El proyecto de ciencias políticas Bright Line Watch también realizó una encuesta en vísperas de las elecciones de 2020 y descubrió que un sorprendente 40 por ciento de los estadounidenses pensaba que la violencia estaría al menos un poco justificada si el otro partido utilizaba la violencia primero.
La situación se tornó mucho más preocupante después del asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021 por una turba de simpatizantes del todavía presidente Donald Trump.
Al respecto, en una pesquisa realizada en junio de 2021, Kalmoe y Mason descubrieron que el 24 por ciento de los republicanos y el 19 por ciento de los demócratas decían que la violencia contra el otro partido estaba al menos un poco bien.
Por otra parte, señala el análisis, una consulta del Washington Post/Universidad de Maryland realizada a mediados de diciembre encontró que el 34 por ciento de los preguntados dijo que al menos a veces estaba justificado que los ciudadanos tomaran medidas violentas contra el gobierno.
Esa cifra, frente al 23 por ciento cuando se hizo la pregunta por última vez en 2015.
Estos son resultados alarmantes, particularmente cuando nuestra política reciente no ha sido precisamente pacífica, subrayo fivethirtyeight.com.
Según la investigación de Kalmoe y Mason, el apoyo a la violencia es en gran medida bipartidista, aunque la amenaza real procede de los conservadores, dirigida tanto a los demócratas como a los republicanos que se perciben como que rompen filas con figuras como Trump.
En la actualidad un Comité Selecto de la Cámara de Representantes investiga los sucesos del 6 de enero de 2021 para determinar quienes promovieron los hechos, e incluso el expresidente Trump trata de impedir el acceso a la documentación que guardan los Archivos Nacionales, que podrían afectar su posible candidatura en 2024.
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