“Doce años más tarde, el país aún llora a sus muertos y las heridas continúan abiertas”, dijo Henry durante la ceremonia que reunió a representantes de la comunidad internacional ante el monumento erigido en Saint-Christophe, en la capital.
Al menos 300 mil personas murieron y otros cientos de miles resultaron heridos durante el siniestro, que también derrumbó las principales edificaciones gubernamentales, entre ellas el Palacio Nacional, la Asamblea Nacional, varios ministerios y la emblemática catedral de Puerto Príncipe.
“Doce años atrás, los haitianos experimentaron un desastre de tal magnitud que cientos de miles de familias están aún en duelo, y la infraestructura nacional continúa destrozada”, escribió en un mensaje el embajador de Haití en Estados Unidos.
El terremoto fue el más mortal de la historia moderna, y provocó que el Producto Interno Bruto se contrajera un cinco por ciento, en una nación que ya experimentaba una insistente crisis política y económica, además de una sucesión de gobiernos corruptos, golpes de estado e intervenciones militares.
Naciones Unidas, que perdió a 102 miembros durante el sismo, señaló que la calamidad impulsó un sentimiento de resiliencia y solidaridad, el mismo que permitió a los ciudadanos reaccionar al terremoto del 14 de agosto pasado, responsable de otras dos mil 200 muertes.
Este miércoles, las banderas de Haití se izaron a media asta como homenaje a los fallecidos y heridos.
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