De acuerdo con esa agencia, la sensación de protección de la población está por debajo del mínimo en casi todos los países, mientras seis de cada siete personas en el mundo sufren un sentimiento de inseguridad.
El nuevo estudio aporta datos que demuestran que las naciones con algunos de los niveles más elevados de salud, riqueza y educación indican un mayor grado de ansiedad que hace 10 años.
También muestran la necesidad de actuar de inmediato ya que por segundo año consecutivo se observa un descenso en la esperanza de vida a nivel mundial debido a la pandemia de la Covid-19, y a un empeoramiento de todos los parámetros de medición del desarrollo humano.
A ese factor, se añade la grave amenaza del cambio climático porque aunque se produzca una moderada reducción de las emisiones contaminantes, los cambios de temperatura podrían ocasionar la muerte de 40 millones de personas de aquí a fin de siglo.
Para tratar esta disociación, el informe llama a reforzar la solidaridad internacional y a elaborar un nuevo enfoque de desarrollo que permita a las personas vivir sin carencias, miedo, ansiedad e indignidad.
El administrador del PNUD, Achim Steiner, destacó que la mayoría de las personas tienen una sensación de preocupación por el futuro, una impresión agravada con la aparición de la Covid-19.
Aseguró que en el afán desenfrenado por el crecimiento económico continúa la destrucción del entorno natural, mientras aumentan las desigualdades dentro de los países y entre ellos.
Steiner añadió que llegó el momento de prestar atención a las señales que emiten las sociedades que sufren un estrés inmenso y redefinir el verdadero significado de progreso.
“Necesitamos un modelo de desarrollo adecuado para este objetivo que esté construido alrededor de la protección y la restauración de nuestro planeta, y que ofrezca nuevas oportunidades sostenibles para todos”, significó.
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