En su mensaje al país, el presidente de Irán, Seyed Ebrahim Raisi, se mostró confiado en el respaldo de su pueblo para avanzar en los retos económicos que vienen por delante, y dijo que el futuro del país no depende de decisiones foráneas.
«En la política exterior, miramos a todos los países de forma equilibrada. Ponemos esperanzas en todas las zonas del país y nunca ponemos ninguna esperanza en Viena y Nueva York», recalcó.
Raisi hizo referencia directa a que las políticas de Irán no dependen de lo que pasa en los diálogos de Viena (capital austriaca) para la reactivación del pacto nuclear de 2015 y las decisiones de las Naciones Unidas en Nueva York (EEUU).
Desde horas de la madrugada anterior las inmediaciones de la torre principal de la Plaza Azadi (de la Libertad), en el centro de esta capital, se proyectaron imágenes alegóricas a la fecha y se iluminaron con luces de fuegos artifiales.
En esta ocasión el desfile por la Plaza de la Libertad y en otras urbes se desarrolló en vehículos y motos para evitar los contagios debido al cumplimiento de las medidas sanitarias por los repuntes actuales de Coivid-19.
Con las marchas los iraníes ponen fin a 10 días de fiesta nacional, localmente nombradas como Década del Alba, período que se inicia el 1 de febrero, fecha en que regresó del exilio el Imam Jomeini.
Las festividades se extienden hasta el décimo día después cuando se obtuvo la victoria definitiva de la Revolución Islámica, era entonces el 11 de febrero de 1979.
Esa acción liberadora puso fin al régimen dictatorial de Mohamad Reza Pahlavi, quien desde el 16 de septiembre de 1941 hasta su derrocamiento velaba por los intereses de Washington en la región.
Más de una veintena de mensajes de diferentes Estados con felicitaciones a las autoridades iraníes en ocasión de la fecha fueron reseñados por los medios locales, entre los que resaltan los de Suiza, Rusia, China y Japón.
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