Conmemorado cada segundo lunes de febrero para sensibilizar a la población sobre una afección que aqueja a cerca de 50 millones de individuos en todo el orbe, en esta ocasión el día lleva por lema La Epilepsia es más que crisis.
Según la OMS, en los países de ingresos altos, se identifican anualmente 49 casos por cada 100 mil habitantes, mientras que en el resto de las naciones la cifra puede llegar a ser de 139.
El contraste entre unos y otros, detalló la fuente, se debe probablemente a un mayor riesgo de enfermedades endémicas como la malaria o la neurocisticercosis, a una incidencia más alta de traumatismos causados por el tránsito, lesiones relacionadas con el parto, y variaciones en la infraestructura médica, la disponibilidad de programas de salud preventiva y atención accesible.
Cerca del 80 por ciento de las personas con epilepsia viven en territorios de ingresos bajos y medios, refirió el organismo internacional.
Asimismo, representa más del 0,5 por ciento de la carga mundial de morbilidad, una medida basada en el tiempo que combina los años de vida perdidos debido a la mortalidad prematura y el tiempo vivido con una salud inferior a la plena.
La dolencia, además, tiene implicaciones económicas significativas en términos de necesidades de atención médica, muerte prematura y pérdida de productividad laboral.
La proporción estimada de la población general con epilepsia activa (es decir, convulsiones continuas o con necesidad de tratamiento) es de cuatro a 10 por cada mil personas, remarcó la OMS.
Igualmente, se calcula que hasta el 70 por ciento de los pacientes podría vivir sin convulsiones si se les diagnostica y se les proporciona un tratamiento adecuado.
Aunque los efectos sociales varían de un país a otro, el estigma y la discriminación que rodean a estos enfermos en todo el mundo suelen ser más difíciles de superar que los propios ataques, alertó.
Advirtió también el organismo que el riesgo de un fallecimiento prematuro en epilépticos es hasta tres veces mayor que para la población general.
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