Desde el comienzo de la crisis, Sloly y su departamento recibieron críticas de los concejales y los residentes de Ottawa por no haber respondido con decisión a las manifestaciones que han atraído la atención mundial.
«El jefe de la policía de Ottawa dimitió», tuiteó el concejal de la capital, Riley Brockington, antes de añadir que el martes se hará una declaración oficial.
La policía no ha podido -y pareciera no querer- desalojar un convoy de camioneros que ha atascado el centro de la ciudad, transformando la colina del Parlamento en una fiesta callejera indeseada, añadió el concejal.
De acuerdo con medios locales, las protestas atormentan a los residentes locales, que han empezado a responder con nuevas manifestaciones.
Muchos se quejan de la pérdida de confianza en la policía de Ottawa y en las instituciones públicas de Canadá en general.
Sloly dimitió un día después de que el primer ministro, Justin Trudeau, invocara la Ley de Emergencias, nunca antes utilizada, un instrumento que da a las autoridades herramientas extraordinarias para hacer frente a las protestas y para intentar cortar sus fuentes de financiación.
Los organizadores de las protestas, algunos de los cuales han sido vinculados a la extrema derecha, piden la dimisión del gobernante canadiense.
Hasta ahora, desde que las manifestaciones llegaron a Ottawa, Sloly y la recientemente destituida líder conservadora Erin O’Toole han perdido sus puestos de trabajo.
El movimiento ha inspirado protestas similares en todo el mundo y en otras ciudades de Canadá, donde los manifestantes han bloquearon incluso los puntos de traspaso entre ese país y Estados Unidos.
Las protestas se desataron después de que el gobierno de Trudeau ordenara la vacunación obligatoria para quienes hicieran viajes transfronterizos. oda/age