Aunque la manifestación, que partió este miércoles de California, se anunció como un evento popular y no partidista destinado a oponerse a los mandatos dictados por el gobierno ante la Covid-19, reseñó el medio de prensa.
Muchos de los que están detrás de la iniciativa tienen conexiones con el violento ataque al Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021 o apoyaron la mentira de que el fraude en las elecciones presidenciales de 2020 fue el culpable de la pérdida de Donald Trump, indicó el periódico.
«Sólo estamos tratando de mostrar lo que la gente que nos apoya cree -y nuestras propias creencias- de lo que nuestro país necesita para volver», dijo Jeff Sandberg, un camionero republicano de Texas.
Su vehículo llevaba una enorme pancarta cubierta de lemas como «¡No cumpliremos!» y «Vamos Brandon», un meme creado para insultar al presidente Joe Biden, añadió el rotativo.
Brian Brase, de Ohio y portavoz del convoy, expresó que la caravana crecerá a medida que los camiones recorran el país. «Creemos que decenas de miles de personas se unirán», auguró.
Alrededor de 40 conductores estaban junto a sus vehículos cuando el convoy arrancó en Adelanto, California, a unos 290 kilómetros de la frontera del estado de Arizona.
El mitin de despedida parecía un evento similar a los Make America Great Again (Haz América grande otra vez) celebrados por Donald Trump en su campaña electoral, comentaron los reportes.
El grupo que está detrás de la caravana -una de las varias que se esperan en los próximos días en Estados Unidos- exige el fin de la emergencia sanitaria nacional declarada por la pandemia y de las órdenes de máscaras y vacunas.
Las autoridades policiales advirtieron que no permitirán disturbios como los ocurridos durante varias semanas en Canadá.
«Intentar bloquear o cerrar una autopista o carretera estatal para protestar es ilegal», dijo la Patrulla de Carreteras de California en un comunicado.
De ser necesario -insistió- se tomarán medidas drásticas como la incautación de vehículos y los arrestos de personas si “representan una amenaza para la seguridad pública».
En esta capital, la Policía del Capitolio anticipó que reforzaron la seguridad y que elaboran planes para volver a instalar la valla temporal que se levantó alrededor del complejo sede del Congreso tras el ataque del año pasado.
Por su parte, el Departamento de Defensa autorizó el despliegue de unos 700 efectivos desarmados de la Guardia Nacional del Distrito de Columbia y de los estados vecinos para ayudar a gestionar el tráfico.
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