El concierto constituye una oportunidad para escuchar de primera mano las piezas gestadas durante la etapa de confinamiento por la Covid-19 en la isla, con una escenografía íntima como el interior del hogar de los intérpretes.
Según explicó Vitier en conferencia de prensa, el recital sale del formato original del fonograma, pues a las composiciones para flauta y piano se suman las notas para la soprano Bárbara Llanes, el percusionista Yaroldi Abreu y Abel Acosta en el contrabajo.
Igualmente, informó que la segunda parte del espectáculo contará con el acompañamiento de la Orquesta de cámara de La Habana, bajo la batuta de la Maestra Daiana García, que tendrán la misión de transmitir el lenguaje oculto en seis de las piezas del programa, con arreglos creados especialmente para la ocasión.
El álbum conformado por 21 composiciones, propone «desde su eclecticismo y variedad alternativas expresivas confluyentes en una misma mirada participativa y convocadora de esperanza», apuntan las palabras introductorias de esta suite.
Creada bajo el sello Unicornio de Producciones Abdala, la placa invita en cada pieza a la búsqueda de la belleza, en especial en tiempos marcados por las distancias físicas y las falta de certezas sobre el mañana, que obligan a recurrir al arte para «romper desalientos» y buscar esencias regidas por otro tempo.
De acuerdo con Vitier la conceptualización bíblica de las Bienaventuranzas alude a esa oración que surge en medio de la crisis, en momentos difíciles para llevar fé y confianza en el advenimiento de tiempos mejores, por ello la producción deviene una suerte de oraciones musicales.
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