Bajo el mando del emperador Menelik II, los etíopes vencieron el 1 de marzo de 1896 en Adwa, ciudad del estado de Tigray, a más de 20 mil integrantes de fuerzas invasoras italianas, gesta que garantizó la independencia del país.
Aquella batalla entre la entonces Abisinia e Italia, reconocida como símbolo de resistencia africana o como el día que África derrotó a Europa, es considerada aquí una conquista militar honorable y ejemplo de gran patriotismo.
Ya finalizaron los preparativos para realizar una verdadera fiesta en las principales ciudades y localidades de la nación, a propósito de una fecha que exige apartar las diferencias y trabajar por la unidad, afirmó Jote Mesfin en conferencia de prensa.
Según manifestó, hay muchas razones para celebrar la acción culminante de la guerra ítalo-etíope iniciada en 1895, entre ellas “el amor al país y la resistencia del pueblo, la sabiduría de los jefes militares y el heroísmo de cada combatiente”.
Aquella victoria, dijo, fue el primer signo de esperanza para la liberación de los pueblos bajo la opresión y el colonialismo, porque inspiró a varias figuras prominentes que iniciaron movimientos anticolonialistas en América, África y muchas otras partes del mundo.
Debemos sentirnos orgullosos de Adwa como etíopes y también como africanos, y honrarla siempre con nuestras mejores fiestas, los más brillantes colores, nuestras más grandes virtudes y la disposición innegociable a defender siempre el territorio de todas las amenazas, comentó.
Muchos estudiosos señalan que aquella contienda unió a los etíopes como nunca antes y sentó las bases de la Etiopía reciente, y varias veces el gobierno actual apela a su importancia para promover la unidad.
Sin distinción de etnia, filiación política o religión, anualmente los etíopes convierten esta jornada en una fiesta nacional, que tiene sus centros principales en Adwa, otrora ciudad más importante de Tigray, y el monumento a Menelik II en esta capital.
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