Los estallidos de violencia y las divergencias políticas internas arriesgan un retorno a la guerra y a destruir los limitados progresos en la implementación del frágil proceso de paz, afirma el texto.
Sudán del Sur, el estado más joven de la ONU, está sumergido en una espiral salvaje de violencia desde que el presidente Salva Kiir Mayardit, de la etnia nuer, cesanteó en 2016 al vicepresidente Riek Machar, de la dinka, y lo acusó de organizar un golpe palaciego para matarlo y asumir el poder.
La Umiss acusa por igual a miembros del Ejército leal al mandatario como a milicias leales a Machar, agrupadas en el Movimiento Popular de Liberación/Ejército en la Oposición de ser los responsables de la violencia.
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