En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, la funcionaria explicó que, aunque el reto es para todos, desde mañana 7 de marzo merecen atención los menores que comienzan en tercer grado y llegan por primera vez a un aula; y también los alumnos que inician la enseñanza preuniversitaria.
“Primero lo humano”, dijo enfática Gorday de Villalobos al reconocer que clases de alta calidad se deben garantizar también en las comarcas indígenas, al tiempo que comentó detalles del traslado de profesores por vía aérea toda esta semana hacia territorios de difícil acceso, como Guna Yala y Ngäbe-Buglé.
La titular del ramo, abundó sobre el esfuerzo desplegado por el Ejecutivo de Laurentino Cortizo para tener listos los más de tres mil planteles docentes, un 95 por ciento de los cuales, aseveró reúnen todas las condiciones necesarias y se trabaja en el mantenimiento del resto durante el mes de marzo.
Asimismo, subrayó el reto de la presencialidad, al recibir de manera paulatina a más de 950 mil estudiantes, lo que obliga a cuidar las medidas de bioseguridad para evitar nuevos contagios.
“Otros países lo han logrado, Panamá también”, reafirmó; y en ello incidirá, dijo, el exitoso programa de vacunación general y pediátrica que lidera el Ministerio de Salud.
Gorday de Villalobos asistió este domingo a una misa especial en la Catedral Basílica Santa María La Antigua, en el Casco Antiguo de esta capital, oficiada por Monseñor José Ulloa, Arzobispo Metropolitano de Panamá.
En la solemne liturgia dedicada al reinicio de las clases, el líder religioso llamó a todos a repensar los métodos, los contenidos y la calidad del sistema educativo en este retorno presencial a las aulas.
Para valorar los cimientos de la educación, afirmó, la primera condición es la vida y la vida solo se da con el amor, con el ejemplo, con el acompañamiento, una tarea primordial para los padres de familia, agregó.
Ulloa también exhortó a los maestros a transmitir conocimientos, pero sobre todo enseñar aptitudes, valores; y aprovechar la oportunidad para mirar al interior de los niños y los jóvenes, severamente golpeados por dos años dolorosos de pandemia de Covid-19.
La educación en particular, recordó, pasó de la modalidad presencial a la virtual, pero no todos los niños panameños tuvieron acceso a la tecnología para seguir las clases desde casa, muchos de ellos en lugares apartados de la geografía nacional.
Asimismo, instó a buscar mecanismos para la reinserción de aquellos que quedaron excluidos del sistema, además de exhortar la comunidad educativa a conocer más la realidad de los estudiantes, que también sintieron efectos de la dolencia en su salud mental.
A las puertas del nuevo curso escolar en Panamá, el arzobispo católico rememoró frases del himno del educador, cuando a todos pidió “seguir esparciendo torrentes de luz”. jha/ga
