En el caso de México se creó una comisión encabezada por el cónsul de la misión, Miguel Ángel Moreno, que dirigió el debate con la presencia del embajador Marcos Rodríguez, quien lo valoró como un proyecto atemperado a la realidad nacional, el cual permitirá avanzar hacia una sociedad más inclusiva.
El diplomático reconoció el gran trabajo de información y organización desplegado por la comisión, así como la presencia de todo el personal de la misión y de los consulados en los estados federales.
La discusión transcurrió según lo normado para este tipo de debates, y entre los numerosos temas en los que hubo intervenciones, figuraron los relacionados con elementos conceptuales sociales, humanos y políticos que redimensionan el texto original aprobado y vigente desde 1975, y su adecuación a los nuevos tiempos.
Temas relativamente nuevos, o de una proyección diferente, como el de los niños, la adopción, los derechos de la población infantil, fueron debatidos con mucha seriedad, así como otros vitales para el funcionamiento de la nación.
Fue el caso de la cohesión familiar, todos encaminados a fortalecer el tejido social dañado en muchos países por una modernidad que debilita a la familia nuclear como célula vital de la sociedad y de la cual Cuba tampoco escapa.
Quedó claro que el proyecto de Código de las Familias es un documento revolucionario cuya aprobación posicionará a Cuba a nivel mundial en la protección de los derechos humanos -muy en particular de la infancia- y apegado a los Objetivos de Desarrollo del Milenio relacionados con la igualdad de género, protección a los niños, mujeres y ancianos.
En el debate, algunos participantes se refirieron a un asunto vital del modernismo que el proyecto no soslaya, como la protección en entornos digitales y los peligros que encierran, no solo en la guerra información-desinformación que acompaña a esa herramienta, sino a otras de importancia como la nocividad a los menores expuestos a las redes.
Tanto el embajador Rodríguez como el cónsul Moreno, agradecieron la activa participación de los asistentes, lo cual consideraron un reflejo de las expectativas que ha suscitado el nuevo código en la sociedad cubana en momentos muy complejos de la realidad nacional e internacional.
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