De acuerdo con un comunicado de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), cada vez más personas en ese país viven en condiciones de emergencia.
El número de personas que probablemente no podrán satisfacer sus necesidades alimentarias mínimas en Yemen podría alcanzar la cifra récord de 19 millones de personas entre junio y diciembre de 2022, advierte el informe.
Asimismo, añade, se espera que otros 1,6 millones caigan en niveles de emergencia, lo cual elevaría el total a 7,3 millones de personas para finales de este año.
En todo Yemen, 2,2 millones de niños padecen desnutrición aguda, incluyendo más de medio millón que están en riesgo de morir por la desnutrición aguda grave, según datos de la FAO, el PMA y Unicef.
Además, alrededor de 1,3 millones de madres embarazadas o lactantes sufren desnutrición aguda.
Mañana, el Consejo de Seguridad de la ONU abordará la situación en Yemen, que enfrenta un complejo escenario en medio del conflicto en curso y la crisis alimentaria agudizada por años de confrontaciones.
En tanto, el miércoles, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, convocará junto con autoridades de Suiza y Suecia, a un evento de compromiso de alto nivel para abordar la crisis humanitaria en Yemen.
Altos representantes de la ONU han alertado sobre la grave escasez de fondos que obliga a reducir o cerrar programas del organismo multilateral de cuya asistencia dependen millones de personas en ese territorio.
Por ejemplo, la ayuda alimentaria para ocho millones de yemeníes se redujo drásticamente y, en las próximas semanas, casi cuatro millones de personas podrían perder el acceso al agua potable y al saneamiento, lo cual aumenta el riesgo de enfermedades transmisibles.
De acuerdo con la ONU, Yemen padece una de las peores crisis humanitarias del mundo debido, en gran medida, al conflicto que enfrenta a tropas gubernamentales con rebeldes hutíes.
La crisis escaló en 2015 con el comienzo de bombardeos de una coalición antiinsurgente liderada por Arabia Saudita.
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