Cuando la comunidad internacional celebra este martes el Día Mundial del Agua, expertos alertan de las consecuencias de la guerra contra el planeta, visibles por incendios, sequías, inundaciones y la extinción de especies.
Estos problemas son aún más graves de lo que se pensaba, según un reciente informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático presentado a finales de febrero.
De acuerdo con el columnista del diario The New York Times David Brooks, pese a la alarma y la urgencia del tema, la información “duró menos de 24 horas en las planas, pantallas, bocinas y las redes sociales de los medios”.
Brooks citó las conclusiones de los expertos reunidos por la ONU: “La evidencia científica es inequívoca: el cambio climático es una amenaza al bienestar humano y a la salud del planeta. Cualquier demora en la acción global concertada hará perder una ventana pequeña que se está cerrando para asegurar un futuro vivible”.
Pese a la alarma y la urgencia, precisó, muchos líderes políticos “ni han mencionado el informe, otros repiten su retórica tan bien ensayada sobre sus compromisos para enfrentar el cambio climático, pero la mayoría no son lo suficientemente valientes para responder al desafío de la emergencia mundial tan precisamente detallada por el Panel Intergubernamental”.
Al respecto, el ambientalista estadounidense Bill McKibben, al hacer una aproximación al asunto tocando el caso de la combustión de hidrocarburos como una de las causas del fenómeno, alertó que cada año mueren nueve millones de personas a causa de esa combustión.
No obstante, los expertos señalan que ya existen tecnologías que pudieran suplir las necesidades energéticas, por ejemplo, de Estados Unidos, en un 100 por ciento para 2035.
Mientras tanto, en un aparente intento de frenar los peligros, la Comisión de Valores y Bolsa de Estados Unidos presiona para dar un poco de esperanza a los que manifiestan su alarma.
El principal regulador financiero del país dio su aprobación inicial a una norma de divulgación sobre el clima en una reunión celebrada este lunes, avanzando en una medida que reforzaría el estancado programa medioambiental de la administración Biden.
Esa iniciativa pretende ofrecer a los inversores una imagen más clara de los riesgos que el cambio climático puede suponer para las empresas, a causa de catástrofes como sequías e incendios forestales, cambios en las políticas medioambientales de los gobiernos o el menor interés de los consumidores por los productos que contribuyen al calentamiento global.
Algunos expertos estiman que si se concreta la idea, las empresas estarán obligadas a rendir cuentas de su papel en el cambio climático y dará a los inversores más influencia para forzar cambios en las prácticas empresariales que contribuyen al aumento de las temperaturas globales.
Si se aprueba este marco, las empresas estarán obligadas a proporcionar información sobre los riesgos relacionados con el clima en sus informes anuales y declaraciones de registro de acciones, un campo que pudiera impulsar una mayor divulgación por los medios.
De concretarse esta iniciativa, sería una victoria notable para Biden, que tiene dificultades para llevar a cabo su programa climático más amplio, valoró un informe del diario The New York Times.
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